miércoles, 4 de mayo de 2016



MINDFULNESS PARA NIÑOS

Mindfulness es el término inglés que define “conciencia plena” y se basa en técnicas en las que el objetivo es estar conscientemente presente, integrando y comprendiendo lo que pasa a tu alrededor. En la práctica, se presta atención a pensamientos, a la respiración, a sensaciones y emociones siempre desde una actitud abierta y relajada. La práctica de esta técnica en adultos ha demostrado múltiples beneficios como reducir la ansiedad, el estrés y la depresión o el dolor.
El Mindfulness ha dado excelentes resultados en niños a partir de los 4-5 años, ya que la técnica se basa en sensaciones corporales y los niños comprenden bien este lenguaje. Entre los beneficios de practicar Mindfulness con niños podemos mencionar:
  • Mejoran las habilidades como la paciencia, la empatía, la alegría por el bienestar común.Se estimula su creatividad.
  • Les ayuda a mejorar su atención, lo cual beneficia su aprendizaje y su rendimiento académico.
  • Les ayuda a tener más autocontrol y a sentirse más seguros.
  • Aprenden a concentrarse mejor y a ignorar distracciones, lo cual les ayuda a estar más centrados.
  • Aprenden a regular sus emociones, a estar más tranquilos y a encontrar un balance cuando se enfadan o se molestan.
  • Les ayuda a comprender mejor lo que pasa en su entorno y cómo les hace sentir, de forma que expresan mejor sus emociones.
  • Se estimula su creatividad.
  • Aprenden a ser más compasivos y amables con ellos mismos y con los demás.

¿Te animas a poner en práctica algunos ejercicios de Mindfulness con tu hijo? Te proponemos el guión de un ejercicio para que empecéis hoy mismo.
Materiales que necesitarás:
  • Una campanilla o un instrumento musical que puedas hacer sonar (y tenga algo de resonancia).
  • Una flor o un objeto que huela (pañuelo impregnado, un limón).
  • Algo pequeño para comer (una uva, una almendra, una pasa).
Tiempo total del ejercicio: 7-10 minutos.

Preparación

Antes de empezar, presenta el ejercicio a tu hijo como una forma de trabajar sus sentidos y adquirir “superpoderes” como los que tienen los superhéroes. (Si sabes de un superhéroe que le guste podéis llamar la práctica de esa forma.)
Explícale que no podrá ir al baño o moverse mientras dure el ejercicio y que deberá prestar atención a sus sensaciones sin juzgar ni asociarlas a cosas negativas o positivas. Cuando termine cada ejercicio te podrá explicar qué ha sentido.

Entrenamos el oido

Uno de los superpoderes más común entre los superhéroes es poder escuchar pequeños sonidos. Para trabajar este superpoder, le pediremos que se siente en una posición relajada con los ojos cerrados y coloque sus manos en las rodillas. Haremos sonar la campanilla o el objeto que hayamos elegido. Nuestro hijo deberá seguir el sonido hasta que no pueda oirlo más, y levantará sus manos para avisar cuándo esto suceda. Lo repetiremos hasta 3 veces. 
Al concentrarse en el sonido, se reduce la intensidad de todos sus pensamientos. Con la práctica, le ayudará a mejorar su capacidad de concentración y de relajación.

Entrenamos el tacto, la vista y el olfato

En el siguiente ejercicio activaremos los superpoderes del tacto, vista y olfato. Le daremos a nuestro hijo la flor o el objeto que hayamos elegido. Iniciamos la práctica haciendo sonar la campanilla y le pediremos que toque suavemente los pétalos si hemos elegido una flor (o el objeto) y ponga atención en las sensaciones que le produce tocarlo. Dejaremos que experimente durante 1 minuto y volveremos a tocar la campanilla para finalizar.
Ahora le pediremos que huela la flor (o el objeto) y recoja las sensaciones al olerla. Pasado un minuto volveremos a tocar la campanilla y esta vez le pediremos que la mire con atención, que repase cada detalle, cada color, las formas de cada parte de la flor. Tras un minuto, volveremos a tocar la campanilla y finalizará la actividad.
Al finalizar, le podemos hacer preguntas para que comparta con nosotros qué ha experimentado: ¿Estaba suave o áspero?, ¿Era fresquito al tacto?, ¿Olía fuerte?, ¿Estaba húmedo o seco?
Recuerda que debemos intentar que no juzgue o califique las sensaciones, solo que las experimente, por lo que evitaremos hacerle preguntas que impliquen juicio como ¿olía mal? o ¿te gustó?

Entrenamos el gusto

En el último ejercicio trabajaremos el superpoder del gusto. Ofreceremos a nuestro hijo la pieza de fruta o cereal que hayamos elegido (uva, nuez, pasa) y le pediremos que la mire como si fuera un objeto de otro planeta que no ha visto nunca. Una vez se ha concentrado en su aspecto, le pediremos que la pruebe con los ojos cerrados. Se centrará en recoger sensaciones. Cuando se la haya comido, tocaremos la campanilla y le haremos preguntas sobre su experiencia. ¿A qué sabía?, ¿Era suave?, ¿Era difícil de masticar?, ¿Permanece el sabor una vez que la hemos comido? Recuerda, no vale juzgar.
La concentración y la relajación a la hora de practicar Mindfulness, ayudan a que el cuerpo y la mente de tu hijo se relajen y aprenda a utilizar la concentración y relajación para su bienestar.

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